sábado, 29 de noviembre de 2008

Emilio Surí Quesada

MÁS TURBADO QUE AYER
Al sur del olvido
amaneció mi lecho
con ellas a mis pies y olor de primavera.
Una rubia aún conserva en el rostro
mi último quejido.
Una morena está conforme
porque he pintado sus piernas
con aceites esenciales de cedro y bergamota.
Esa pelirroja me pidió
que sublevara su pubis con pimienta de Cayena
y aquella otra,
de monja disfrazada,
me enseñó la marca que el diablo
había grabado en su pezón.
Ellas saltaron desde encima del armario
y quisieron cabalgar mi fantasía.
Suplicaron que fuera el patrón
de la rosa de los vientos.
Entre todas levaron mi ancla
sin preguntarme si quería navegar.
Inflamaron mi vela,crearon la tormenta
y, sin amor,
por simple oficio,
me lanzaron a las aguas.
Medusas fueron
cuando quise acariciarlas.
A dentelladas atacaron
cuando lancé mi arpón
y devoraron la noche
en donde estoy
más turbado que ayer,
a la deriva.
Mi sábana, otra vez,
ha sido la mar de mis combates.
No hay puerto a donde ir
y el horizonte es
otra madrugada de sábado sin ley,
un cenicero donde humea,
todavía,
la lacia mansendumbre del hachís,
unas fotos cutres
tiradas sobre el suelo
y mis ojos extraviados
que se empeñan en convertir en faro
el recuerdo de una mujer
que titila
distante.